El control del Hipotiroidismo durante el embarazo, clave para la salud de la madre y el bebé
Reunión de expertos
Madrid, 14 de junio de 2012
ASISTENTES
Dña. Sagrario Mateu. Jefa del Servicio de Salud de la mujer y la infancia, Dirección General de Salud Pública, Calidad e Innovación
Dra. Carmen Valdés. Presidenta de SEMERGEN Madrid
Dr. Sergio Donnay. Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital de Alcorcón (cordinador grupo tiroideo de la SEEN
Dra. Patricia Martín García. Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Fundación de Alcorcón
D. Rafael Cordón. Director de la Unidad de Medicina Clínica de Merck Serono
Dña. Carmen González Madrid. Presidenta Ejecutiva de la Fundación Salud 2000
Dña. Rosa Yagüe. Directora de Comunicación de Merck España
Moderador: D. José Mª López. Director General Editorial de Contenidos e Información de Salud. Editores de Gaceta Médica y El Global
Coordinador: D. Jesús Díaz. Secretario del Patronato, FundamedCONCLUSIONES
1. Un porcentaje importante de mujeres embarazadas padece hipotiroidismo. Su detección precoz puede aportar importantes beneficios tanto a las futuras madres como a los bebés. Además su abordaje es claramente coste-efectivo y de gran impacto para la salud.
2. Los síntomas complican su detección. La sintomatología de esta patología es difusa y muchas de sus manifestaciones se pueden confundir con las propias del embarazo, por eso se recomienda, entre otras cosas, realizar una prueba que la identifique.
3. La analítica regular de TSH es la prueba más útil. Lo ideal es realizar una analítica regular de TSH en la embarazada en la fase más temprana. Al mismo tiempo, los expertos deben estar correctamente asesorados de que los rangos de TSH de una mujer embarazada son diferentes a los de la población general. La SEEN establece para el primer trimestre una TSH < 2,5 m UI/L, y para el segundo trimestre < 3,0mUI/L. Si se detecta la disfunción, es decir, que el tiroides no alcanza el nivel necesario de esta hormona, debe ser administrada de forma exógena en forma de levotiroxina. En los casos en los que el hipotiroidismo ya se conoce y, por tanto, está tratado, al llegar el embarazo se produce un aumento de las necesidades de levotiroxina siendo imprescindible reajustar las dosis de hormona administradas antes del nuevo estado. Las autoridades sanitarias estarían dispuestas a dialogar sobre la incorporación de esta analítica si se obtiene el consenso de todas las partes implicadas.
4. La disfunción tiroidea tiene una importante repercusión en las gestantes. Las consecuencias del hipotiroidismo para la madre son múltiples. Está vinculado a problemas con la ovulación y a posibles problemas de fertilidad, así como a otra serie de complicaciones. Destacan un aumento de la probabilidad abortar, crecimiento intrauterino restringido, estados hipertensivos, parto prematuro y desprendimiento de placenta, así como una mayor tasa de cesáreas. Una de las consecuencias de esta situación es que, por ejemplo, en los casos de las embarazadas que han tenido un aborto muy precoz no llega a realizarse la analítica pertinente y se descartan como posibles casos de mujeres con disfunción tiroidea, por lo que la prevalencia no es real.
5. Los niños también sufren las consecuencias de esta patología. En el caso de los niños, la disfunción tiroidea puede implicar bajo peso y un pobre desarrollo psiconeurológico con posible impacto en el coeficiente intelectual. Diversos estudios han demostrado una merma del coeficiente intelectual y problemas similares hasta por lo menos los 12 años. También se establece la posibilidad de estar asociado al Síndrome por déficit de atención con hiperactividad (TDHA).
6. El déficit de yodo incide en el correcto funcionamiento de la hormona tiroidea. Si hay déficit de yodo el tiroides se ve afectado, por lo que se recomienda estar en los niveles óptimos y, en especial, si se piensa tener descendencia. La suplementación de yodo por medio de la alimentación es muy compleja, pues los requerimientos del organismo son difíciles de suplir por esta vía. No obstante, se sabe que la leche, el pescado o el pan lo contienen. Aunque la sal yodada sería la forma más sencilla de obtener este mineral, no se recomienda su ingesta en ningún caso a las gestantes, por los riesgos que conlleva este aditivo.
7. La información a médicos y ciudadanos aún debe perfeccionarse. Pese a los esfuerzos de algunas sociedades científicas, como es el caso de la SEEN, aún se considera que tanto expertos como ciudadanos no son conscientes de este problema. No obstante, es necesario ser cuidadosos con los mensajes transmitidos porque la información puede desvirtuarse.
Cobertura
El Global
Gaceta Médica
eb_1